LAS EDADES DEL HOMBRE RECORRE EN UN LIBRO SUS 20 AÑOS DE EXPOSICIONES.

Las Edades del Hombre recorre en un libro sus 20 años de exposiciones



«Nunca pensamos que este proyecto tuviera un éxito tan grande», reflexionaba ayer el escritor José Jiménez Lozano, uno de los ideólogos y gestores de la Fundación Las Edades del Hombre junto al sacerdote José Velicia, ya fallecido. Lo hacía al hilo de la presentación del libro «Las Edades del Hombre. Obras Maestras», que recorre, a través de una antología, los 20 años de exposiciones de la institución.
El Museo Catedralicio de Valladolid se quedó pequeño para acoger a los asistentes a la presentación de esta bella edición concebida como «el fin y el inicio de una etapa» para la Fundación, y que pretende ser un homenaje «a todos aquellos personajes que hicieron posible este hermoso trayecto de Las Edades», sostuvo el secretario de la Fundación, José Ramos Domingo, para quien «el espíritu de Castilla y León ya está íntimamente ligado al de Las Edades». A la presentación también acudió otro de los promotores del proyecto, el arzobispo emérito de Valladolid, José Delicado Baeza, quien se refirió al comienzo de Las Edades como «una aventura artístico-cultural que emprendimos los obispos de Castilla y León para iniciar el diálogo fe-cultura». De esta forma se ponía en marcha en 1988 la primera exposición en Valladolid, concebida como una «síntesis completa de arte y cultura, provocadora» y que, según este arzobispo, «establecía un inevitable diálogo entre la obra y el espacio expositivo» teniendo como hilo conductor «la explicación del sentido de la Palabra de Dios».
«La adoración de los Reyes Magos» de Juan de Flandes, el Cristo Crucificado de Juan de Juni o La Anunciación de Pedro Berruguete, son algunas de las «estampas» -así se refirió a las bellas imágenes Jiménez Lozano-. Para el escritor abulense este proyecto, del que «todavía no se ha dicho todo», ha servido para «tomar en valor el arte religioso» pese a que, insistió sobre su origen, «quisimos teatralizar las obras, no hacer nada ortodoxo desde el punto de vista religioso».